miércoles, 23 de noviembre de 2011

Y tú, ¿eres optimista?

Dicen que ser optimista es ver el vaso medio lleno. Si el vaso está vacío, está vacío. Yo creo que ser optimista es buscar la mejor manera para llenarlo y dejar de engañarnos.

Pensar que todo va a salir bien me parece de una pasividad tremenda. Las cosas no salen bien porque sí, o al menos a mí no me salen bien porque sí. Las cosas salen bien porque se trabajan, y hay que trabajarlas mucho.

Hombre, también tiene su papel la suerte, pero digo yo que el número de Leprechauns a nuestro servicio es más bien limitado. Así que antes de dejarlo todo al azar, será mejor coger las riendas de nuestra vida y conducirlo todo hasta el destino con el que soñamos.

Vale, ya lo sé, que a veces los sueños se tuercen un poco, o un mucho, o incluso se acaban convirtiendo en pesadillas. Pero ahí vuelve a entrar en juego nuestro optimismo para hacer clic, despertarnos, y valorar la mejor solución para salir de ahí.

De nada sirve lamentarse una y otra vez sobre lo mismo si no intentamos cambiarlo. Y luego me preguntan por ahí que por qué soy tan borde. No soy borde (bueno sí, un poquito), ¡me canso del pasotismo y del quejarse! Me canso de la gente que no ve que sus problemas pueden tener solución. ¿Que es difícil?, ¿y qué? ¿No es ya bastante bueno que la tenga? ¿También nos tenemos que quejar de que sea difícil? Y entonces, ¿qué narices vamos a hacer cuando nos enfrentemos a nuestro primer problema sin solución? ¿Hundirnos en nuestra propia miseria?

Venga ya gente, reaccionad, que hay mucho que vivir, y no tanto tiempo para vivirlo todo. Dejad de perder el tiempo llorando y empezad a emplearlo buscando remedios creativos. Y no tengáis miedo de pedir ayuda. Porque seguro que todos tenemos un buen puñado de personas que estarán encantadas de ayudarnos. Ahora bien, recordemos que una cosa es pedir ayuda y otra aprovecharse del prójimo.

¡Ay, cómo me voy del hilo!, empiezo hablando de optimismo y acabo metiéndome con los aprovechados. Pero nunca es tarde para retomar. Que hay que ser optimistas, que no es algo genético, y que decir que no nos sale, no vale. Todo el mundo puede hacerlo y además se retroalimenta. Cuanto más optimista eres, con más felicidad afrontas la vida; cuanto más feliz estás, mayor es tu nivel de optimismo. Una vez que entras en ese círculo ya es mucho más fácil quedarse dentro.

Así que dejad que el sol os despierte, estiraros en la cama oliendo el perfume del jabón en las sábanas, daros una ducha de agua calentita, y empezad el día sonriendo. Hoy puede ser el primer día del círculo.

Y si queréis leer algo más: http://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/ (si os sale en inglés, en la columna de la derecha la primera opción es cambiar el idioma). Registraros, merece la pena.

3 comentarios:

  1. ¡Lo que cuesta llenar el vaso! ¿verdad María? pero... al final se llena. Te quiero.

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  2. A veces intentas llenar el vaso y no paras de derramar agua, no lo llenas nunca y te cansas de intentarlo. Y no quieres pedir ayuda por no molestar a la gente (ya sea la que te quiere, simples conocidos o personas que acaban de entrar en tu vida), prefieres solucionar tus problemas sin ayuda aunque sea una estupidez y no lo consigas, pero no quieres ser carga de nadie.

    A veces parece fácil, pero no lo es tanto. De todas formas muy buena opinión Mari.

    Besos

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  3. ohhhhhhh creo que estoy creando un monstruo...... desde que soy Psicopositivo, creo que algo te estoy contagiando.... no crees?? y me encanta.! Cuando vuelvas a España.... sabrás lo que es la auténtica felicidad. un besete mi niña!

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